Terminar con un conflicto suele ser complejo dado que no se logra en cuestión de minutos. En el medio aparecen interrogantes, emociones que juegan en contra y críticas. Cuestiones que, en definitiva, perjudican la resolución anhelada y que incluso agudizan el conflicto.
Así, hay al menos cinco estrategias para una correcta e íntegra resolución de conflictos.
Estrategia 1. Reconoce que todos tenemos percepciones viciadas sobre lo justo
Si algo retrasa las negociaciones o la resolución de problemas es que la otra persona piense y exprese una idea diferente.
Aunque al principio creas que se debe a que sólo quiere retrasar la negociación y hasta empeorar la situación, tienes que saber que no siempre es así; puede ser que discrepe de tu pensamiento y, por ende, haya que negociar o combinar ambos en la práctica.
Estrategia 2. Evita que las tensiones se agraven con amenazas y provocaciones
La falta de coincidencias y de acuerdos lleva a una mayor tensión. Por ello un requisito en estos momentos es evitar que las tensiones se agraven, como así también amenazar, lanzar chicanas, comentarios sin sentido o argumentos carentes de solidez que sólo perjudiquen a las partes contigo incluido.
Se recomienda también disponer de un tiempo determinado para exponer y sin interrupciones que alteren los argumentos y den lugar a malinterpretaciones o comentarios fuera de contexto.
Estrategia 3. Supera esa mentalidad de “nosotros contra ellos”
Si caes en la trampa de concebir a la negociación como un duelo entre tú contra alguien o ustedes contra ellos, no llegarás a ningún lado; sólo agudizarás el conflicto y retrasarás la posible resolución positiva.
De hecho, imagina que ganas la negociación y que obtienes lo que anhelas… Será a cambio de perjudicarte en otros aspectos. Por ello debes ir más allá y concebir a la negociación tal como lo que es realmente.
Estrategia 4. Busca los problemas ocultos bajo la superficie
A veces lo que está en juego y lo que se negocia no es únicamente lo más visible o importante. Detrás de esto puede haber cuestiones más pequeñas que, si bien pasan inadvertidas, afectan a todas las partes.
Por esta razón, una negociación sirve también para pensar en las mismas, exponerlas y debatirlas. De paso, aprovechas para conocer las diferentes posturas y cómo estas influyen sobre lo que la otra parte exige en la negociación.
Estrategia 5. Separa los temas sagrados de los que en realidad no lo son
Así como debes evaluar todo y prestar atención a problemas y cuestiones menores, tampoco debes excederte y darle a algo pequeño la misma importancia que a lo complejo. Justamente por esto tienes que dejar las emociones y cuestiones subjetivas de lado.
Piensa bien lo que vas a argumentar, lo que deseas y dedícale la mayor cantidad de tiempo posible a lo importante y esencial para tu futuro. En caso contrario, harás que los demás evidencien menor seriedad de tu parte y hasta menor voluntad de resolver el conflicto.