Antes de comenzar una negociación, siempre una de las cuestiones principales radica en cuánto complejizar o simplificar. Mejor dicho: mostrarse más sencillo o complejo al momento tanto de proponer como de aceptar o rechazar ideas.
Así, te facilitaremos cuatro consejos que te ayudarán a determinar si te conviene intentar simplificar la negociación y su resolución, complejizarla o incluso combinar ambas.
Tip 1. Piensa en cuánto puedes ganar y cuánto perder
Acá está la clave. La negociación que se inicia, ¿Tiene como objetivo conseguir mucho más de lo que ya posees o el tema a tratar es cuánto perder o conceder?
En el primer caso, lo mejor es complejizar a partir de exponer abundantes y considerables argumentos con el fin de convencer a la otra parte. En el segundo caso, debes ser lo más simple posible para justificar de manera clara y coherente por qué es injusto que te quiten lo tuyo o que tengas que ceder tanto.
Si las otras personas te exigen algo que crees injusto y tú complejizas la cuestión generarás en el resto una sensación de “no quiere perder más para salir beneficiado” o “no sabe cómo justificar por qué continuar con todo lo que tiene”.
Tip 2. Ten en cuenta quién es el responsable de la negociación
Si tú eres quien posibilitó la negociación por diversos motivos, entonces debes complejizar y abordar todo lo más íntegro posible. Imagina iniciar algo que crees tan necesario e intentar finalizarlo en cuestión de minutos. Exhibirás una imagen muy negativa de tu parte.
Asimismo, si la otra persona o parte fue la que llevó todo a dicha instancia sé concreto y simplifica cada cuestión o tema que plantee, sobre todo si sus objetivos son perjudiciales para ti.
Tip 3. Actúa a partir de cómo se muestra la otra parte
Evitar perder y lograr un equilibrio debe ser prioridad para ti en una negociación. Esto es justamente lo que te permitirá determinar si simplificar o complejizar según los planteos y exigencias de la otra parte.
Si ves que extienden todo de manera innecesaria, lo mejor que puedes hacer es responder con lo contrario; es decir, simplificando para evidenciar que están equivocados. Por ejemplo, si algo que puede plantearse en 10 palabras lo hacen con 50, tú responde muy concreto y con la menor cantidad posible.
Tip 4. Adáptate al contexto
Cualquiera sea el planteo o tema principal, nunca es igual en un ámbito informal y entre pocas personas que una negociación programada y con autoridades importantes en un lugar especial.
En este sentido debes mostrar total responsabilidad y compromiso, por lo que en caso de esto último (por ejemplo, en una negociación internacional) tienes que complejizar. En cambio, en algo más sencillo simplificar resultará más adecuado tanto para ti como todos.
A su vez, el contexto puede influir también en otras variables como el lapso de tiempo que perdurará la decisión final. Ten en cuenta cada aspecto y cuestión.